Agosto, Lisboa: 350.000 jóvenes. Y hoy ¿qué? ¿Miedo? ¡Evangelizar!

Por Carlos Ortiz Sanchidrián, director del Colegio CEU San Pablo Sanchinarro.
«Parémonos a pensar por un momento: ¿qué haría Jesucristo hoy, en España, si el próximo 25 de diciembre de 2023 fuese el día en el que iba a nacer? ¿Y al cabo de 33 años, cuando comenzase su vida pública?
Os respondo: haría lo mismo que hizo hace 2023 años. Quizá nuestro momento hoy tenga más parecidos de lo que pensamos con esa sociedad de hace tantos años. Y aquí, entre todas las personas, Cristo llamaría y escogería a doce, para que «estuviesen con Él y enviarlos a predicar», y estoy convencido de que miles de personas de todas las nacionalidades irían a escucharle.
¿Qué llevó a tantos jóvenes, el joven Juan incluido, a decir que SÍ? Ideales de bondad, belleza y verdad. Ejemplaridad como modo de vida, coherencia, amor. Nembrini (2014) dice que el ambiente de hoy tiene a su disposición instrumentos para invadir despóticamente la conciencia. Es verdad: iglesias vacías, redes sociales, ausencia de compromiso, cancelación, legislación contraria a los valores universales y, si nos paramos a pensar, un largo etcétera podría llenar esta breve reflexión.
Sin embargo, los jóvenes siguen a modelos, modelos de carne y hueso, como hace más de 2.000 años seguían a Cristo. 350.000 jóvenes abarrotaron hace unos meses las calles de Lisboa para decir SÍ a Cristo.
Este año celebramos el XXV Aniversario del Congreso de Católicos y Vida Pública y en su Congreso Juvenil donde escucharemos -de la mano de modelos de carne y hueso- que es posible mover el corazón de los jóvenes y aceptar los valores que Cristo hoy nos dice a cada uno, logrando así la verdadera conversión.
Nos decía el Papa Francisco en su mensaje de preparación para la JMJ: la Madre del Señor es modelo de los jóvenes en movimiento, no inmóviles frente al espejo contemplando su propia imagen o «atrapados» en las redes. Ella estaba totalmente orientada hacia el exterior.
Jesucristo transforma el miedo de los discípulos en la barca en confianza y seguridad. Su proceso educativo tiene como fin una misión, aceptando y dejándose transformar por ÉL: vivir, compartir, anunciar. Evangelizar.»