¿Cómo impacta el ciberacoso en el comportamiento online de los adolescentes?
El estudio “Experiencias de ciberacoso en adolescentes y sus efectos en el uso de internet”, publicado en ICONO 14 por las profesoras universitarias Teresa Torrecillas-Lacave, Rebeca Suárez-Álvarez y Tamara Vázquez-Barrio (profesora de Opinión Pública de la Universidad San Pablo CEU) analiza el impacto de experiencias de ciberacoso en el comportamiento online de los adolescentes.
Los resultados más significativos son que el ciberacoso es una práctica extendida en las redes sociales y que a pesar de que no hay diferencias en el acceso a la red y en habilidades digitales, las experiencias de ciberacoso impactan en el comportamiento online de las chicas de manera diferente y las sitúa en una posición de mayor vulnerabilidad. Las chicas experimentan un mayor sentimiento de desprotección que les conduce a establecer estrategias de prevención y autocensura, que se manifiestan limitando su capacidad de participación en la red.
Este estudio destaca la necesidad de potenciar una alfabetización mediática que sensibilice sobre el daño que ocasiona el ciberacoso, reduzca las formas y prevalencia de estos abusos y refuerce la confianza de las chicas en la red.
El acoso entre menores, “normalizado” en su discurso
Los resultados de esta investigación corroboran que el acoso entre menores en el entorno digital está muy presente, es frecuente y está normalizado en el discurso de los adolescentes. No les resulta algo excepcional o extraño sino casi consustancial al hecho de ocupar un espacio en el entorno digital. Tanto hombres como mujeres viven experiencias de ciberacoso ya sea como víctimas, como testigos o como agresores, pero esta investigación pone de manifiesto cómo aspectos importantes de la experiencia de acoso en la red, como el tipo de acoso experimentado, la intensidad y los efectos en los adolescentes, son diferentes según el género y sitúan a la mujer en una situación de mayor vulnerabilidad.
Las adolescentes, las más vulnerables
A pesar de que las habilidades digitales y el acceso a internet es igualitario entre hombres y mujeres jóvenes, como confirman algunos estudios, no solo las experiencias de ciberacoso en la red son diferentes, sino los mismos adolescentes, tanto chicos como chicas, perciben que las mujeres son más vulnerables y están más expuestas no solamente a ciberacoso de índole sexual sino a otras formas de ciberagresiones de tipo verbal o a la exclusión.
Son varias las razones que hacen a las mujeres un colectivo más vulnerable. Por un lado, ellas son más proclives a usar servicios de comunicación en los que interactuar con otros, compartir contenidos y fotografías de elaboración propia y expresarse, lo que implica una mayor exposición en la red.
Por otro lado, en la red se extienden estereotipos de género que presionan a hombres y mujeres de diferente manera, que pueden potenciar desigualdades.
Se espera que las mujeres respondan a los estándares de belleza predominantes y esto contribuye a que la imagen física de la mujer sea foco de agresiones que causan un daño importante en ellas. Sumado a la propia presión que ya sienten por responder a esos cánones.
Consecuencias en su comportamiento online
Según este estudio, el abuso tiene diferentes consecuencias en el comportamiento online de los adolescentes y la vulnerabilidad de la mujer hace que mientras los chicos se muestran más seguros y tranquilos, las chicas se muestren más inseguras y desconfiadas y adopten estrategias de prevención que pasan por limitar su participación en la red. Los usos que hacen de las redes sociales van acompañados de una acentuada sensación de miedo que se traduce en una autocensura que coarta su libertad de actuación y expresión en la red.
En términos generales, señala el estudio que es curioso contrastar esta percepción de riesgo sobre la participación en redes sociales con la alta penetración de este servicio en la vida de los menores. “Es una disonancia que requiere profundizar en la necesidad que tienen los menores de estar presentes en las redes que pasa por encima de la percepción negativa que tienen de ellas y de sus propias experiencias de riesgo, y en la posibilidad de reconvertir estos espacios a los que se asocian connotaciones negativas en espacios de convivencia, apertura e igualdad. Para ello es importante cambiar la actitud de conformismo en los menores y potenciar la censura y la denuncia”.