¿Cómo es la educación que soñamos para el futuro?
En el Colegio CEU San Pablo de Sanchinarro contamos con la colaboración frecuente de expertos en el campo de la educación. Sus aportaciones son muy valiosas para seguir alimentando la innovación educativa, clave en nuestro modelo educativo.
Una de estos profesionales es Nélida Pérez, Genius Minds School, es experta en psicología educativa y asesora habitual de los colegios CEU, es miembro de la mesa de expertos del Observatorio de Empleabilidad JOB LAB CEU-Santander que analiza la figura del orientador en los colegios.
¿Qué tipo de educación queremos?
Es vital decidir cómo queremos que sea y entender, también, su influencia en el desarrollo y evolución de los niños. La educación de los más pequeños es responsabilidad de todos los agentes educativos, incluyendo a las familias. Según Nélida Pérez, el futuro de la sociedad será como nosotros, los adultos, decidamos que deben ser esos niños.
También señala que este proceso es tan complejo como necesario. Si bien exige una gran dosis de reflexión y análisis del mundo actual y de las novedades educativas, es imprescindible para conseguir una sociedad mejor.
La educación para construir el mundo que queremos debe centrarse en potenciar las habilidades de los niños. Desarrollar su estructura mental, sus emociones y sus relaciones sociales de forma sana. Encontrar y fomentar sus talentos y pasiones les ayudará a crecer en empatía, respeto y compromiso consigo mismos y con el entorno.
La necesidad de trazar un plan educativo
Debemos entender la educación de los niños, según Nélida Pérez, como un recorrido que abarca desde los primeros años hasta el mundo laboral, pasando por la enseñanza obligatoria y los estudios universitarios.
No importa el camino que elijan o la profesión a la que se quieran dedicar. En todas estas fases vitales lo más relevante es el «saber ser, el saber vivir».
Pero, ¿cómo trazamos este plan? Estos son los aspectos a tener en cuenta que propone la experta:
- Fomentar un ambiente en el que se estimulen la creatividad, la iniciativa, el carácter emprendedor y el respeto. Las familias y profesionales de la educación deben observar sin juzgar, animando a desarrollar los talentos, las emociones y las relaciones sociales de los alumnos.
- Impulsar métodos educativos que favorezcan la autonomía y desarrollo personal, atendiendo a las motivaciones de los niños y potenciando siempre, nunca limitando.
- Construir un ambiente educativo que identifique y ayude a superar los miedos de alumnos, profesores y familias. Que permita también aprender a gestionar el fracaso y la incertidumbre viéndolas como algo positivo: una razón para superarse y atreverse con cosas nuevas. Que ayude a considerar la experiencia como una forma de aprender a afrontar y resolver problemas.
- Crear una escuela sin puertas, abierta a la participación de la familia y al compromiso de toda la comunidad, dirigida a construir una autoestima fuerte en los alumnos.
- Favorecer la inclusión para evitar la victimización y los roles asociados.
- Animar a conceder tiempo a la reflexión: es la mejor manera de fomentar todos los tipos de pensamientos y sus interconexiones.
- Dar la importancia que se merecen a los sentimientos y al desarrollo de la inteligencia emocional. A aprender a detectar las emociones propias y las ajenas, junto a las habilidades sociales, el ser asertivo y resiliente.
La experta concluye que la importancia del quiénes somos frente al qué sabemos ayudará a los alumnos a conseguir una vida futura sana y exitosa.
Para ello hay que aprender desde la calma, el respeto, el afecto, y potenciar métodos que favorezcan las vivencias y que nunca pierdan de vista las necesidades singulares de cada niño y sus talentos.