La Marcha Sí a la vida, desde la acción docente

Más de 40.000 personas se congregaron el domingo en la Marcha Sí a la vida, muchas de ellas miembros de la comunidad CEU. Como no podía ser de otra manera, tuvimos una gran representación de profesores y familias de nuestros colegios CEU. Entre ellos se encontraba, Diego de Julián Latorre, profesor de ESO y Bachillerato de nuestro Colegio CEU San Pablo Sanchinarro.

Diego es parte del equipo de organización de la Marcha Sí a la Vida, evento al que lleva acudiendo prácticamente desde sus inicios: «Mi participación en la Marcha Sí a la vida se remonta a los inicios de esta iniciativa, gracias a que mi familia siempre ha defendido esta causa tan necesaria en España y el resto de países. Recuerdo que he participado en todas las marchas que se han celebrado, aunque como miembro del equipo de coordinación llevo 7 años».
Al estar involucrado en este proyecto desde el principio, Diego ha podido observar el desarrollo que ha ido teniendo, su crecimiento. Algo que, como él dice, era de esperar viendo la ilusión, la esperanza y la perseverancia del equipo que hay detrás. Este crecimiento también se ha visto reflejado en el aumento de la participación de los jóvenes y la presencia de esta marcha en los medios de comunicación.
Como representante de nuestro colegio y, en definitiva, de la comunidad educativa del CEU, Diego considera especialmente importante hablar de los valores que se defienden a través de las acciones que se realizan, como la de participar en esta iniciativa.
«Creo que es fundamental que una comunidad educativa plantee con claridad y firmeza qué valores defiende y por qué los defiende».
Además, la Marcha Sí a la Vida es una manera bonita y divertida para que los más pequeños acudan junto a sus padres en defensa de este valor. Para Diego, el hecho de ir como colegio es diferencial: «el aporte que ofrece participar «como colegio» es el de sentirse arropado y a la vez invencible, ya que no es un mensaje que transmites tú solo, sino que se convierte en una vivencia a nivel social, y esta es la que ayuda a cambiar una ciudad, un país… Las familias agradecen ver que sus hijos pueden compartir los mismos valores que otros niños, jóvenes, adultos o ancianos, y que el ambiente que se respira es de personas comprometidas, que quieren ayudar al que lo necesita, y que buscan transmitir un mensaje positivo y de ayuda teniendo en cuenta cualquier situación, fácil o difícil».

A la hora de promover en el colegio la participación de los alumnos en esta iniciativa, la clave es «tirar» de aquellos alumnos que ya han vivido esta experiencia, para que hablen de ella a sus compañeros y sean ellos quienes les inviten a participar. También se ponen carteles por el colegio y se hacen recordatorios los días previos. Además, según Diego, es fundamental que el director haga el llamamiento a las familias y les anime a acudir junto a sus hijos.
Para nuestro compañero, los mensajes más importantes que reciben los niños en este tipo de actividades son aquellos que muestran las historias de superación de dificultades y las cosas positivas que se extraen de esas historias: «los testimonios de Marchas anteriores son muy útiles para abrir debates y descubrir que pese a las dificultades que puede haber en la vida, en un embarazo, en una enfermedad… se puede ser feliz, y tú puedes ser partícipe de esas felicidad ayudando dentro de tus posibilidades.»
Por último, reflexionando ante posibles mensajes de desánimo e impotencia ante realidades que parecen imposibles de cambiar, Diego defiende la labor del profesor como motor de ese cambio, intentando, a través de la docencia, sembrar en los alumnos esa semilla de la que luego se recogen los frutos.
«Basta cambiar o ayudar a una persona para que haya merecido la pena (y para empezar a cambiar el mundo). Y estas marchas han cambiado a muchas personas y han ayudado a otras tantas».