Nuestros alumnos participan en el Congreso Juvenil Católicos y Vida Pública
Un grupo de alumnos de Bachillerato del Colegio CEU San Pablo Sanchinarro ha formado parte del Congreso Juvenil celebrado en el marco de la XXI edición del Congreso Católicos y Vida Pública, una propuesta de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y la Fundación Universitaria San Pablo CEU. El encuentro de jóvenes ha tenido como sede el Colegio CEU San Pablo Claudio Coello, a quienes agradecemos su bienvenida.
El CCyV es un evento que, desde hace veinte años, es el principal punto de encuentro de los católicos españoles para reflexionar y debatir sobre temas sociales y de la Iglesia. El objetivo es conocernos mejor y entender el mundo que nos rodea, para salir a él con ánimos renovados.
Con motivo del acto de presentación, el Cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, abordó la importancia de la educación en la misión de la Iglesia, en un momento en el que “la escuela y la universidad atraviesan una crisis muy profunda, la de una sociedad laicista, secularizada, sin Dios”. Una crisis que proviene del “constante cuestionamiento de los valores fundamentales que durante miles de años han apoyado, enseñado, educado y estructurado al hombre internamente”.
El Congreso Juvenil, un espacio para nuestros adolescentes
En el Congreso de Católicos y Vida Pública no podemos olvidar a nuestros adolescentes, y por ello, hemos creado un lugar de encuentro en el que pueden reflexionar sobre su capacidad de creer y de transformar esta sociedad. En esta edición del Congreso Juvenil, los asistentes han debatido sobre la realidad de la libertad de educación para poder conocer la realidad social, evaluar cómo les afecta y comprometerse con esta causa a través de exposiciones, testimonios y debates.
Ha sido una experiencia muy positiva, como nos cuentan dos de los alumnos de nuestro centro que han participado en este vídeo y en este otro.
Un programa muy completo
A lo largo del Congreso, los jóvenes han podido compartir charlas, debates, talleres, momentos de oración y de ocio. Entre las conferencias, destaca «Comunicación y libertad», de José Fernando Juan, educador y colaborador de iMision. También se celebraron varias sesiones del taller «Jóvenes, libres y comprometidos», impartido por Javier Segura Zariquiegui, Delegado de Enseñanza de la Diócesis de Getafe.
Asimismo, nuestros alumnos participaron en las actividades de voluntariado con un interesante taller de la Fundación Prodis. Además, el Torneo de Debate, bajo el título «El lado bueno de las cosas», ha sido dirigido por el periodista de la COPE y Trece TV Pedro del Castillo. También hubo tiempo para la oración y la Eucaristía, así como para la música en directo, con la la actuación de The Free Folkin, la banda de versiones de la Universidad CEU San Pablo.
Además del Congreso Juvenil, también se ha celebrado el Congreso Infantil, en el que los más pequeños han podido participar de un mini encuentro. A través de actividades acordes a su edad, se ha profundizado en los mismos contenidos que han tratado sus padres con juegos, talleres, animaciones, cuentos… ¡Gracias a los profesores de los colegios CEU San Pablo Sanchinarro y CEU San Pablo Montepríncipe por la organización de este encuentro para los más pequeños!
¿Qué hemos aprendido de este Congreso?
Tras tres intensos y productivos de días de debate y reflexión sobre la libertad de educación, el XXI Congreso Católicos y Vida Pública ha llegado a su fin con la celebración de una Eucaristía oficiada por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. A continuación, ha tenido lugar el acto de clausura y la lectura del Manifiesto, que recoge las conclusiones de las ponencias y grupos de trabajos celebrados a lo largo del fin de semana.
El Manifiesto, leído por la propagandista Carla Díez de Rivera, hace un llamamiento a todos los ciudadanos con el fin de garantizar y defender la libertad de enseñanza, un término que “engloba un conjunto de libertades como son la libertad de creación de centros, la libertad de modelo de educación, la libertad de elección de formación religiosa y moral de los hijos —de acuerdo con las convicciones de los padres— y la libertad de cátedra”. Además, advierte que “el ideario del centro educativo es el elemento nuclear de la libertad de enseñanza, no reducido solo a las opciones de formación religiosa y moral, sino también a las opciones pedagógicas y organizativas”.
Asimismo, el Manifiesto denuncia que “lo opuesto a la libertad de enseñanza es la escuela pública única, pues supone la imposición de un único modelo y, con ello, la imposibilidad de elegir. El intervencionismo supone un grave límite a la libertad de enseñanza”. Otro aspecto que resalta el Manifiesto es el referido a la familia: “los padres tienen el derecho original, primario e inalienable a la educación de los hijos y, por lo tanto, el Estado y los centros son subsidiarios de la familia”.
Además de reclamar una sociedad civil y familiar fuerte, unida y dispuesta a afrontar los retos y desafíos del presente. La escuela católica, subraya el Manifiesto, “tiene la obligación moral de atender a su misión específica: comunicar a Cristo; defender la verdad y el bien común, en lugar del particular”.
Por su parte, el presidente de la Asociación Católica de Propagandistas y la Fundación Universitaria San Pablo CEU, Alfonso Bullón de Mendoza, ha clausurado el Congreso junto con su director, Rafael Sánchez Saus. Ha reafirmado la importancia de este encuentro que “termina hoy, pero sus frutos continúan, ahora, con un manifiesto que ha de llegar al Ministerio, a los políticos, a los colegios, a las entidades educativas, a las comunidades religiosas y a los medios de comunicación”.
El arte de educar en libertad
La conferencia de clausura ha corrido a cargo del profesor de literatura y ensayista italiano, Franco Nembrini, en la que ha explicado que “necesitamos un gran acto de valor para saber el verdadero significado de la educación”. En este sentido, Nembrini ha catalogado a la educación de “sentimiento de vida, de amor a la vida”, y ha subrayado que “la educación católica no debe ser triste”. Para conseguirlo, el ensayista ha tildado de necesaria “la búsqueda por parte de los jóvenes de ver a su padre y a su madre felices y morir de envidia por ello”.