Sensibilización motóricos; nuestro compromiso
En la etapa de Educación Infantil hemos vivido esta semana de sensibilización de forma cercana y vivencial. Hemos aprendido, por medio de diferentes actividades, cómo se sienten los niños y los adultos con dificultades motóricas. Para ello, empezábamos las sesiones pensando qué cosas teníamos iguales y diferentes al resto de niños e incluso a los profesores. Gracias al gran esfuerzo que hicimos al pensarlo, aprendimos que cada uno de nosotros somos diferentes al resto, tanto por fuera como por dentro.
Nos dimos cuenta de que no todos tenemos la misma facilidad o dificultad para hacer determinadas cosas y que, por esta razón, todos nosotros necesitamos ayuda en algún momento para hacer aquello que nos cuesta un poco más. Recordamos que hay niños que necesitan ayuda de la profesora para aprender mejor las letras porque les resulta muy difícil escribirlas y acordarse de la forma de cada una; otros, en cambio, necesitan más ayuda para aprender los números, porque hay veces que nos empeñamos en escribirlos al revés, y hay niños y personas mayores que necesitan ayuda para, por ejemplo, ver, oír o desplazarse. Así, mediante varios ejemplos, entendimos que también hay personas que necesitan ayuda, temporal o indefinida, porque no pueden moverse adecuadamente, bien porque nacieron con estas características, bien porque, por diversas circunstancias, no tienen la misma facilidad para mover cualquier parte de su cuerpo. Leímos y vimos un cuento y un cortometraje que nos ayudaron a imaginar cómo sería si llegara a nuestras aulas un niño con estas dificultades o, si ya se encuentra en ella, qué cosas concretas podemos hacer para que se sienta mejor y más integrado.
Comprendimos que no importan las diferencias que tengamos, porque siempre podemos encontrar otras semejanzas que compartir. Luego hicimos un juego con zancos, nos poníamos sólo uno en un pie; algunas clases lo hicieron de forma individual y otras por parejas, pero todas contribuyeron a que experimentáramos lo que las personas con estas dificultades pueden sentir cada día (miedo, incomodidad, inseguridad, impotencia, necesidad de ayuda…).
Los que lo hicimos solos nos dimos cuenta de que, cuando no podemos hacer algo de forma individual, necesitamos de alguien que nos preste su ayuda y, los que lo hicimos por parejas, de lo importante que es darla y recibirla cuando realmente lo necesitamos. Después reflexionamos sobre ello en clase, de forma tanto individual como grupal para, posteriormente, representar la actividad y expresar las sensaciones de manera gráfica en un dibujo.
Fue un conjunto de tareas que, en su totalidad, convirtieron esta semana en una gran experiencia que nos sirvió para interiorizar lo que es y supone la diversidad por medio de valores tan importantes como la empatía, el compañerismo y la aceptación.