Un colegio con corazón. Fin de etapa: de viaje a Santander
Fíjense en la foto.
Hay mucha emoción dentro de ellas. Probablemente la primera maleta que llevo para pasar unos días en el viaje de estudios de 6º. Tengo 12 años.
Probablemente la primera maleta que hago con mi hija para unos días fuera de mi alcance. Soy una madre o un padre.
Esta mañana en el Colegio he compartido un maravilloso momento con las madres y padres de mis alumnos que también son mis madres y mis padres de mi Colegio.
La noche para algunos ha mostrado brillos de inquietud y los padres les han acompañados con cariño y se han dado cuenta de que sus hijos, en menos de 8 horas, se han hecho mayores. ¡Zas! Y así es, queridos padres, la magia existe, solo hay que llevar las gafas adecuadas para verlas.
Crecen. Se relacionan con otros niños de su edad. Sienten, ordenan sus sentimientos. Suman experiencias. Aprenden. Hacen amigos. Conocen otros paisajes. Compran un regalo para su madre que guardamos como oro en paño.
A veces, también tienen miedo y lo van superando. Les acompañamos. Y nos vamos quedando en un discreto segundo plano. Verles crecer es un privilegio.
Es una oportunidad para ellos y también para nosotros. No saben de nuestros sentimientos como padres y, es más, no pueden entendernos.
En el libro del pequeño Nicolas de René Goscinny, el protagonista contaba que cuando los veranos se iba de campamento en el andén del tren su madre siempre se limpiaba los ojos con un pañuelo porque se le metía una pestaña. Esta mañana en la dársena del Colegio los ojos de las mamás estaban llenos de pestañas.
Queridos padres, vuestros hijos crecen y vosotros con ellos. Están en las mejores manos. Aprovechad estos días, que pasan muy rápido. El viernes es ya pasado mañana y vuestros hijos regresarán llenos de buenas experiencias y vosotros estaréis de nuevo en la dársena del Colegio para abrazarlos.
Nona te emociona.